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Entre la segunda y tercera semana de trabajo en la Plaza Solares, continuaron las reacciones en contra de la extracción de árboles por diversos medios. Simultáneamente el bloqueo visual de su perímetro fue reforzado probablemente bajo el argumento de impedir que se filtren imágenes caóticas y confusas.
En el contexto en que la obra fue gestada y comienza a desarrollarse, tal medida no hace otra cosa que alimentar la desconfianza de los vecinos, ante lo que misteriosamente podría estar ocurriendo del otro lado de la valla y que se puede develar en la siguiente secuencia fotográfica:
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Removidos los solados originales con sus diferentes saltos de nivel, las pircas de piedra negra, la fuente y el monumento a Manuel Solares, pueden verse las primeras armaduras metálicas de los futuros taludes de hormigón que conformarán canteros y bancos, algunos contrapisos continuos que consolidarán la traza original de las peatonales y el ensanche de calle Rafael Lozada.
Estas transformaciones podrían haber quedado expuestas a la vista de los transeúntes, en algunos puntos de la valla de protección para alentar en los vecinos, un proceso de adaptación al cambio y lograr que la transparencia en la gestión, sea literal y no un mero giro retórico en el discurso cotidiano de los funcionarios públicos.
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Entre la segunda y tercera semana de trabajo en la Plaza Solares, continuaron las reacciones en contra de la extracción de árboles por diversos medios. Simultáneamente el bloqueo visual de su perímetro fue reforzado probablemente bajo el argumento de impedir que se filtren imágenes caóticas y confusas.
En el contexto en que la obra fue gestada y comienza a desarrollarse, tal medida no hace otra cosa que alimentar la desconfianza de los vecinos, ante lo que misteriosamente podría estar ocurriendo del otro lado de la valla y que se puede develar en la siguiente secuencia fotográfica:
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.Removidos los solados originales con sus diferentes saltos de nivel, las pircas de piedra negra, la fuente y el monumento a Manuel Solares, pueden verse las primeras armaduras metálicas de los futuros taludes de hormigón que conformarán canteros y bancos, algunos contrapisos continuos que consolidarán la traza original de las peatonales y el ensanche de calle Rafael Lozada.
Estas transformaciones podrían haber quedado expuestas a la vista de los transeúntes, en algunos puntos de la valla de protección para alentar en los vecinos, un proceso de adaptación al cambio y lograr que la transparencia en la gestión, sea literal y no un mero giro retórico en el discurso cotidiano de los funcionarios públicos.
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