miércoles, 30 de noviembre de 2011

EVALUACIÓN 9

MUROS DE CONTENCIÓN

Los planos de hormigón armado, plegados de manera aleatoria y forzada para contener los desniveles del suelo, sostener bancos interminables e inclinados, delimitar peatonales y formalizar la pobreza de la fuente central, no han sido empleados por los proyectistas de esta fallida remodelación como un recurso expresivo, sino como una solución funcional y material que solo consigue agregar un rubro presupuestable al costo final de la obra.



Intentando abstraerse de la conclusión anterior, la pregunta que surge ante el precario resultado es la siguiente: ¿Era necesario incorporar tanto hormigón a una plaza cuyo entorno está caracterizado por otras materialidades? En un discurso estético inteligentemente propuesto, el contraste actuaría como complemento necesario de una continuidad histórica, pero en nuestra Plaza Solares tal compensación, no se verifica y los tabiques aparecen de manera intrusiva y autoritaria, al mejor estilo de aquellos espacios públicos diseñados durante el proceso, bajo la premisa del control social.

Es evidente que el objetivo inicial de este banco no es el descanso,
sino la obstaculización del posible tránsito peatonal.
sobre un viejo sendero de la plaza que fue eliminado.

Se alegará que la topografía exigía tal solución, recordemos que nuestra antigua plaza contaba con pircas de anfibolita, un material local que de la noche a la mañana fue estigmatizado para entronizar al pórfido como la única solución posible… Y esto se entiende con solo observar los desniveles perimetrales del casco jesuítico que aún conservan esa roca cordobesa: no hay modo de que la azulada textura proveniente de nuestras sierras, quede bien con la desvaída coloratura traída de la Patagonia (una pena para los europeístas que los Jesuitas no se tomaran el trabajo de incorporar estas piedras en la fachada de la morada…).


Sin dudas, en la plaza habría sido preferible ver una recreación contemporánea de los calicantos o pircas. Tecnológicamente hasta se podría haber realizado con otro tipo de hormigón, como el empleado por Frank Lloyd Wright en Taliesin West, pero con rocas cordobesas:


Lamentablemente, lo que obtuvimos para, irónicamente, “poner en valor” el patrimonio jesuítico distinguido por la UNESCO, es UNASCO:

Juntas defectuosas, grietas y vandalismo a granel.

Encuentros desprolijos, que no pretenden incursionar
en el “brutalismo estilístico” pero que consiguen
dar testimonio de otro tipo de brutalidad.

Babetas metálicas y molduras premoldeadas…
Terminaciones para una fuente que dan vergüenza ajena.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y estos mamarrachos los han pagado? Ahora cambian las autoridades veremos como encaran la cosa.