lunes, 14 de junio de 2010

PUBLICACIONES 14

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PLAZA ATACADA
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En la lectura del insidioso discurso post-fabulario de Mario Borio resulta evidente su voluntad por demonizar a quien no esté de acuerdo con su enfoque patrimonial, sacando conclusiones descabelladas sobre cuestiones nominales (Casa del Virrey, calles Nahal y Alfonsín) o semánticas (la insólita genealogía tipológica de las diagonales de la plaza). Curiosamente su argumentación contradice al planteo científico del profesor de historia: ¿no era que "los "rasgos identitarios" de la plaza no son propiedades intrínsecas de los objetos"? ¿Decir que "ese modelo de plaza que impuso el Gral. Roca..." "...esa que no recuerda a los indios ni esclavos ni a los jesuitas. Esas plazas del genocidio y de la desmemoria." No es sostener que un rasgo identitario sea intrínseco al tipo urbano? Una densa carga simbólica que no resiste la menor crítica.
¿Acaso el proyecto original brindaba homenaje a indios, jesuitas y esclavos? Era un monumento a la clasificación de peatones y usuarios de sillas de ruedas, unos por senderos, otros por rampas tortuosas. Las diagonales son componentes funcionales, la gente las trazaría hasta en un páramo, buscando el recorrido más corto; en nuestra plaza articulan una secuencia de lugares de valor patrimonial que casi es destruida con la promenade turística que desde su desconocimiento sobre diseño arquitectónico-paisajístico, habrá sugerido en alguna reunión de aquel agónico Nodo de Gestión del Patrimonio.
Creo atisbar en esos párrafos que insisten en repetir mi nombre, la indignación de un Notable herido en su orgullo, por no conquistar en la plaza un recorrido de veneración hasta la placa que frente a la portada jesuítica, ostenta su nombre.
Preciso dejar en claro una coincidencia: quienes trabajamos por la plaza, creemos en el desarrollo de un turismo cultural sostenible, para ahora resaltar nuestra divergencia: sólo pensamos que esto es posible en el marco de un proyecto participativo, con espacios de encuentro institucional y el soporte técnico de especialistas, no sólo de personajes distinguidos, dispuestos a tomar por rehenes a los desocupados con sus insustanciales promesas laborales o a imponer su criterio a determinados actores sociales.
El único modo de generar una conciencia patrimonial, es liberar el tema del círculo elitista en el que se encuentra, trabajarlo a diferentes niveles, discutirlo para anticiparse a la polémica propia de los hechos consumados que no involucran a la gente. Se sabe que si el patrimonio no está en función de la vida, se convierte en un objeto de consumo artificioso, se disneylandiza.
No es convenciendo a unos pocos comerciantes para que pinten sus fachadas, sin restituir su lenguaje arquitectónico o que adopten una cartelería de fantasía, que se va a alcanzar la sustentabilidad, porque el paisaje urbano no se compone unicamente de fragmentos del pasado, también se construye con intervenciones que aprobadas por excepción, perturban el contexto.
¿Se precisa más consistencia? Alta Gracia, como lo exige la UNESCO, debe contar con un PLAN DE GESTIÓN DE SITIO, la buena voluntad no alcanza, improvisa y cede paso a las irregularidades como:
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La demolición de bienes catalogados (calles San Martín, Urquiza):
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Las refuncionalizaciones inadecuadas (calle Arzobispo Castellanos y Urquiza):
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El abandono patrimonial a la depredación (Canteras El Cerro):
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El falseo histórico (Ampliación del cementerio jesuita sobre calle Nieto):
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La violación de la materialidad pautada por la ordenanza 4518 (Pórfido en lugar de roca local):
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(A expensas de los fundamentos seudo científicos publicados por La Comisión en otro medio, junto a la mentira del pórfido argentino empleado frente al Museo del Prado en Madrid).
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Hay que considerar que el turismo no traerá exclusivamente beneficios, innumerables trabajos publicados alertan sobre los resultados negativos experimentados en los sitios UNESCO por sobrecarga de visitas, problema que debería plantearse y para el que seguramente no hay ningún programa previsto, porque no existe Plan de Gestión.
Para finalizar debo corregir una aseveración tendenciosa, mi aporte a la ordenanza 4518 NO FUE RENTADO, participé Ad Honorem y hasta fui felicitado por quien ahora me ridiculiza, entregué mi tiempo porque amo a mi ciudad natal, que fue el escenario de mis juegos, de mi educación, de la construcción de mis valores y por eso la seguiré defendiendo. No me moviliza el mismo interés económico que al empresario que propuso un canje de tierras municipales por publicidad en el Potrero de Loyola y que el Concejo Deliberante no aprobó, según nota publicada en este medio el 23 de noviembre de 2007.
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El agua del río debe fluir pura, aún arrastrando la resaca de la creciente, pero sin la tóxica presencia de la megalomanía.
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Walter Villarreal
Arquitecto
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Publicado en el número 413 del periódico Sumario.
Viernes 11 de junio de 2010.
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